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De no volver.
Volver atrás siempre fue una opción. Si te lo hubieras encontrado una tarde al volver a casa, te habría dicho que no, pero desembarazarse del estoico sentimiento del deber que se le pegaba al cuerpo con una viscosidad desagradable, siempre había resonado en esa parte trasera de la mente donde guardamos las cosas inútiles cuando no sabemos que hacer con ellas.