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De lo que te dijeron y de lo que no.
Te dijeron que ambicionases los carismas mejores, pero ya era tarde. Mientras la duda atravesaba un tul barato comprado deprisa, estabas muda, y uno de tus dedos rozaba, temblando, el puño de la manga contraria. Te convenció una pregunta: ¿mejores que cuáles? Pero eso no te lo dijeron. A ti te dijeron que existía un camino excepcional y creíste verlo. No hay duda de que lo viste, pero ya allí estabas incómodo. Tenías las piernas cansadas y pasabas el peso de un pie al otro sin que se moviesen las arrugas del pantalón, ni se curvase, apenas, las raya planchada a conciencia por alguien que ansiaba deshacerse de ti. Allí,…