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De la hierba y de unos ojos.
Respirar cerca del suelo me ayuda a engañar a los pulmones. Modosos, como flotando en anestesia de estraperlo, creen estar en otro lugar. También he engañado a mis ojos. Ver diversos tonos de verde y nada más que verde, ha creado la ilusión en lo más profundo de mis modestas pupilas de que he reptado a otro mundo más allá. Mis entrañas, sin embargo, son mucho más difíciles de engañar. Hundidas y maltratadas, han desarrollado la percepción sublime del que no aguanta más, del que se jura cada vez que será la última, y del que se cansa de respirar. Dormidas, aplastadas contra una realidad aparentemente…
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De lo que eres y de lo que crees ser.
No voy a esperar más1. No tengo por qué2 hacerlo. ¿Qué se me ha perdido a mi aquí? No ser puntual es un defecto asumible, pero en este caso no veo necesario asumirlo3. Al fin y al cabo, ¿yo qué pierdo? Yo no pierdo nada. Mañana me iré de aquí. Mañana no vendré4. Mañana tengo cosas más importantes que hacer. Hoy también las tengo, pero me gusta ver a la gente, la gente que anda a mi alrededor en todas direcciones. Me niego a pensar que todos andan hacia alguna parte. No llevan ninguna dirección. Yo creía llevar una dirección, pero está claro que no. Ellos también creen que la…