Relatos

De lo que eres y de lo que crees ser.

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No voy a esperar más1. No tengo por qué2 hacerlo. ¿Qué se me ha perdido a mi aquí? No ser puntual es un defecto asumible, pero en este caso no veo necesario asumirlo3. Al fin y al cabo, ¿yo qué pierdo? Yo no pierdo nada. Mañana me iré de aquí. Mañana no vendré4. Mañana tengo cosas más importantes que hacer. Hoy también las tengo, pero me gusta ver a la gente, la gente que anda a mi alrededor en todas direcciones. Me niego a pensar que todos andan hacia alguna parte. No llevan ninguna dirección. Yo creía llevar una dirección, pero está claro que no. Ellos también creen que la llevan, pero que ellos lo crean no quiere decir que sea verdad. Yo lo creía, y no era verdad. Saber qué dirección llevas es más difícil que saber qué es la verdad. Yo soy la verdad, dijo Cristo, dejándoselo a huevo a Pilatos para contestar: ¿Y qué es la verdad? Me duele el culo de estar aquí sentado. Me voy ya, como aquel día. Mañana sólo tendrás que continuar con lo que yo deje5, me dijo mi padre esa mañana. Mañana llegarás más alto de lo que llegué yo. Mañana tu partirás desde más arriba. Dos horas después esas palabras ya no tenían sentido6. Cuando crucé la puerta ya no tenían sentido. Nunca tuvieron sentido7. Cuando aún no las había escuchado ya no tenían sentido, pero me di cuenta mucho después, porque estaba mudo. Mudo mirando al cielo. Mañana va a llover8, o eso dice mi madre. Cogeré el metro o me caeré con la bici como la última vez y me aplastará la pierna un autobús9. La última vez no me aplastó la pierna un autobús, pero estuvo a punto de pasar. Me duele la pierna de estar aquí sentado. Yo no espero más. Mi tiempo vale lo mismo que el suyo, lo mismo que el de todos. O más. Me molestaría venir en metro y que finalmente no llueva. Me gusta el metro, pero para ir a otros sitios, no para venir a la universidad. No quiero ser uno más10, quiero ser uno de esos, de los que no vienen. Aquí no viene nadie y yo me voy11.

1 Sí que va a esperar, porque el soliloquio es una espera. “No voy a esperar más” dirigido a otra persona podría suponer el fin de la espera, pero dirigido a uno mismo se convierte en el principio de una nueva (una “subespera”, si se prefiere) o una espera dentro de otra, con matices.

 

2 Resulta dudoso que no tenga por qué. Es posible que no lo tenga desde un punto de vista que tenga en cuenta las relaciones sociales como tales, pero está claro que personalmente sí que lo tiene, hay una relación afectiva de algún tipo que prevalece.

 

3 Si es asumible, la contradicción que supone no asumirlo podría llevar a pensar que es posible que no se esté siendo completamente sincero. Por otra parte, el hecho de reconocer el defecto y esperar, ya supone asumirlo.

 

4 Vendrá. Al día siguiente volverá porque hoy no vendrá nadie y, antes de que se decida a marcharse, ese nadie le avisará de que “hoy será imposible pero mañana, sin falta”, se encontrarán. Esto todavía no lo sabe, por lo que la espera continúa. Tampoco sabe que venir al día siguiente resultará peor que no venir, porque la vuelta a casa le costará el doble de tiempo (irá la mitad de deprisa) y una vez allí seguirá lejos.

 

5 Su padre no dijo esas palabras. No dijo ni “mañana”, ni “tendrás”, ni “continuar”. Además su padre nunca diría “yo”, diría “tu padre”.

 

6 La acepción de la palabra sentido en este contexto es la octava, según la RAE: Significado de una obra, un texto, un elemento lingüístico, etc., dentro de su contexto.

 

7 El hecho de que recuerde todavía las palabras, aunque modificadas a su gusto, es la prueba de que sí tenían sentido. Que ni siquiera tenga claro cuándo dejaron de significar esas palabras, indica que todavía no ha sucedido.

 

8 Lloverá al día siguiente, por supuesto, pero vendrá en bici. Lo pronosticaba la Agencia Meteorológica y se ratificó desde primeras horas de la mañana.

 

9 El miedo al autobús es el reconocimiento de su falta de habilidad con la bicicleta y de que le gusta tan poco como el metro.

 

10 Sabe perfectamente que la simple necesidad de querer ser algo, conlleva que no se es, y que probablemente se sea lo que uno mismo niega querer ser. En este caso sería uno más.

 

11 No se va a ir porque le gusta estar esperando. Mañana, mañana y mañana. La estructura delata que está cantando y, por tanto, contento. Repite hasta cantar porque está contento de esperar. Esperará olvidarse de su padre y de su bici. Esperará que deje de dolerle la pierna y el culo. Esperará que le hagan esperar de nuevo. Y cuando parezca que ya ha esperado bastante, seguirá esperando, porque lo que espera ya está ahí o no vendrá.

 

 


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