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Del gato y de ti.
El cine, me sabe a ti. Cuando paso la mano por la butaca de al lado y oigo el roce de la tela contra el silencio, me huele a ti. En las películas se puede oír la cafetera, pero nunca huele a café. Ayer volví y Madrid olía a café. En esta cocina yo te oigo, pero no estás y ya no huele a nada. Mis padres no paran de venir a verme. Mis hermanos no dejan descansar el teléfono, y yo peleo por no cogerlo. Tus padres paseaban ayer cuando salí de trabajar, y de tus hermanos mejor no tener noticias. Yo estoy bien, ya…
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De la culpa y de unos pies descalzos.
La última vez que te escuché reír pensé que iba a ser la primera, que dormiríamos juntos y que al día siguiente yo sería alguien. Mañana seré alguien, pero todo lo demás nunca pasó. Me dí la vuelta y allí no había nadie. De nuevo, al mirar de frente, tampoco vi a nadie. Te fuiste y la ciudad se fue contigo. El tiempo y el viento, todo se fue. Famélico y sucio, envuelto en un ruido atroz, salí de allí como pude. Pasaron tres días en los que no me encontré ni te encontré. Tampoco lo encontré a él, pero sabía que estaba, como dios que es, en…