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Del gato y de ti.
El cine, me sabe a ti. Cuando paso la mano por la butaca de al lado y oigo el roce de la tela contra el silencio, me huele a ti. En las películas se puede oír la cafetera, pero nunca huele a café. Ayer volví y Madrid olía a café. En esta cocina yo te oigo, pero no estás y ya no huele a nada. Mis padres no paran de venir a verme. Mis hermanos no dejan descansar el teléfono, y yo peleo por no cogerlo. Tus padres paseaban ayer cuando salí de trabajar, y de tus hermanos mejor no tener noticias. Yo estoy bien, ya…
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De Hattie, de Viola y de un Óscar.
Hattie McDanield no se hubiese sorprendido la noche del 26 de febrero de 2017 cuando Viola Davis subió a recoger su Óscar a la mejor interpretación femenina de reparto por Fences, convertida en una de las estrellas de la noche, porque ella misma contribuyó a ese momento. Aquella noche muchos volvieron la vista atrás al 29 de febrero de 1940 con la intención de compararlo con la proeza de la propia Hattie en el mismo apartado de los premios de la Academia por Lo que el viento se llevó, y así cerrar el círculo, pero las diferencias entre aquel 1940 y 2017 tienen una huella…
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De luces, sombras y Belmondo.
La vida en blanco y negro huele a humo y a callejón, sabe a cecina y hace ruido al tocarla. La vida en blanco y negro es de Bogart y de Mitchum, pero yo no fumo y tengo tendencia a perder las gafas de sol. Cada una de esas líneas negras me recuerda el sonido del tren cuando entraba en el túnel. Vuelvo a ver los pinos negros por el gasóleo mal quemado durante tantos días y tantos años, y me acuerdo de aquella tarde de sol y de aquella canción metálica que escuchaba una y otra vez sin poder…